miércoles, 20 de julio de 2016

SUICIDIO EN ZARAGOZA


Hemos sabido que, en España, el pasado martes 5 de julio, se quitó la vida de manera libre y voluntaria el muy conocido Antonio Aramayona a la edad de 68 años. Profesor jubilado de ética y filosofía; discapacitado parapléjico en carrito de ruedas, que con humor se autonombraba "perroflauta motorizado". Reclamaba y defendía, desde hacía 12 años, una educación pública y laica y en pro de la tercera República.  Cofundador en Zaragoza del movimiento civil PODEMOS. Finalmente, estando, como lo estaba, inscrito en la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente, decidió, sin aspavientos, segar por propia mano su vida de hombre libre y en lucha por la autodeterminación. 

"¿Es posible que la existencia sea nuestro exilio y la nada sea la casa?" Este pensamiento formulado en 1932 por el principal teórico del suicidio, el rumano-francés E.M.Cioran (1911-1995) -que no se suicidó- y que resultó adelantado en unos años no sólo a J.P. Sartre sino a Albert Camus en cuanto al tema de la alienación humana se refiere, lo pudo haber adoptado para sí, y de manera coherente, el profesor jubilado y parapléjico Antonio Aramayona. Quién sabe qué insomnios estaría viviendo el amigo y quién sabe qué decepciones, porque el tiempo termina siendo insoportable para el ser humano, y más si esa percepción va aunada a la deslealtad de los más cercanos en la palabra empeñada para X o Y causa social,... o también al ver la derrota del pueblo raso y a la tiranía de la historia. Porque la conciencia continua origina la agonía, y más si uno se sabe sometido al vaivén humano estando preso de una silla de ruedas. Descansa en paz, ajedrecista digno que abandonas la partida al darte cuenta que las tablas son un imposible; las piezas al caer resuenan con el eco de verdades dormidas que se vuelven contra ti de manera reiterada y aburrida. Porque, como bien lo has dejado consignado: "La utopía no está relacionada con lo imposible, sino con lo óptimo, lo cabal, lo máximo, lo perfecto." 

Darío Iturregui D.

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